Cuidado con la suplantación de identidad en las tarjetas

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Al tratarse de un producto financiero muy extendido y de uso masivo, desafortunadamente las tarjetas de crédito tienen el dudoso honor de ser también uno de los productos en los que se generan mayor volumen de fraudes y estafas. La suplantación de identidad, aunque no es uno de los más conocidos, si es de los más graves y en mayor crecimiento.

Siempre debemos situar las cosas en contexto. Que los delitos cometidos sobre tarjetas de crédito aumenten o estén muy por encima de otros delitos financieros tiene sentido si valoramos la cantidad de uso que se le da a este producto y los millones y millones de transacciones que se realizan en el mundo al minuto utilizando tarjetas.

Esto quiere decir que, aunque los datos pueden parecer alarmantes y los robos y estafas están al orden del día, realmente el mercado de tarjetas de crédito ha mejorado de manera ostensible su propuesta con cada vez mayores niveles de seguridad. Sin embargo, también los ladrones y estafadores aumentan sus recursos a la hora de intentar robar nuestro dinero.

¿Qué es la suplantación de identidad en las tarjetas?

Lo primero que debemos tener en cuenta es que no existe un único modelo de suplantación de identidad, esto tiene sentido si pensamos que, incluso cuando alguien utiliza nuestra tarjeta después de haberla sustraído está realizando una suplantación.

Pero, en este caso nos vamos a referir al uso de los datos de una tarjeta por parte de un tercero y sin permiso de su titular.

Existen diferentes maneras con las que se pueden hacer con los datos de nuestra tarjeta. Las más comunes son:

El phishing: es probablemente con diferencia el método de ataque más extendido y a pesar de ser también el más conocido sigue teniendo efecto. Se nos ofrece un reclamo a través de un enlace que pueden tener apariencia legítima de un banco, comercio, etc. Una vez que introducimos los datos de nuestra tarjeta en ese enlace, estos datos pasan a manos del delincuente que puede utilizarlos a su discreción hasta que la víctima se da cuenta y bloquea las tarjetas.

Generalmente se suele pensar que este tipo de ataque viene dado por e-mail, y aunque es verdad que inicialmente así ocurría, en la actualidad tanto el correo electrónico como otros formatos como los mensajes SMS, los mensajes de WhatsApp, o páginas web fraudulentas, utilizan este modelo de obtención de información privada.

La clonación de la tarjeta: este es un modelo manual, menos utilizado, pero de peligroso. Consiste en obtener los datos de la tarjeta a través de su clonación. La clonación se puede realizar de diferentes maneras y con el paso del tiempo se ha sofisticado hasta el punto de poder hacerse en tan sólo unos segundos. Las formas más comunes se basan en sustituir los lectores de cajeros o TPV de manera que envíen los datos al delincuente. En algunos casos estos fraudes son tan sofisticados que incluso la clonación se realiza a modo de puente permitiendo que el usuario realice la operación que pensaba realizar y sin que tome conciencia del ataque.

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